9 de enero de 2011

La sorpresa del roscón estaba en la caja

Unos días después de despedir un 2010 desastroso en el plano político-económico e irrepetible en el deportivo (soy español, ¿a qué quieres que te gane?), nos apresuramos a realizar las compras de reyes entre las que no puede faltar el clásico roscón.

Este año un compañero de trabajo ha querido deleitarnos con un roscón exquisito comprado en una panadería cerca de su casa. Es tan exquisito que se puede comprar cualquier día del año porque, como los clientes no paran de demandarlo, la panadería no deja de ofrecerlo.

Opiniones culinarias aparte, lo que más me agradó del roscón fue la sorpresa. Y no me refiero a muñecote que tradicionalmente se esconde en la masa sino a la caja que me pareció tan sencilla como perfecta.


Para los que no lo conozcan (algún compañero ya lo había visto antes), os presento la caja de roscón de reyes definitiva:


Siempre me ha resultado muy incómodo cortar un trozo de roscón ya que los bordes de la caja imposibilitan acceder cómodamente. Algo tan sencillo como hacer que los laterales no estén unidos formando una esquina rígida permite una accesibilidad total al roscón. Como os decía antes, tan sencillo como perfecto.

Por todos es sabido que cuando la calidad de tu producto y el de tus competidores es homogénea, uno de los recursos existentes es buscar la diferenciación a través del packaging. En mi caso, como consumidor, esta caja supondría un motivo definitivo a la hora de elegir un roscón por la comodidad en el momento de servirlo.

No suelo hacerlo porque, equivocadamente, lo doy por hecho pero quiero hacer notar como la usabilidad debería ser relevante dentro del campo del marketing puesto que incide sobre el producto llegando a suponer una ventaja competitiva. En el caso del packaging está comúnmente admitido, lástima que no lo esté en otras disciplinas como, por ejemplo, el desarrollo Web.

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