23 de octubre de 2010

Entrevinos ... y copas

Uno de mis lugares favoritos para cenar en Madrid es Entrevinos. Se trata de un local acogedor, con una vasta carta de vinos, una cocina excelente y un trato personalizado. Aunque, a pesar de ser muy recomendable, no voy a "hablar" sobre las virtudes culinarias del restaurante, sino sobre sus aseos.

En "Más que una ayuda supone un reto" ya comenté mi fascinación por la señalética que se emplea en los aseos para diferenciar entre hombres y mujeres, en Entrevinos nos encontramos con un curioso caso.

Al acudir al servicio con la prisa habitual en este tipo de locales, donde el consumo de vino y cerveza es la principal actividad, el usuario se encuentra con esto:



Dejando a un lado lo creativo y oportuno de utilizar el recurso de una copa de vino a la que se humaniza colocándole un círculo a modo de cabeza, a simple vista, no parece del todo claro cómo se debe interpretar la ilustración. Parece hombre pero ¿y si es mujer?. En caso de cometer un error se corre el riesgo de vivir una situación comprometida por lo que vale la pena asegurarse. Más aún cuando ni siquiera existe un texto de apoyo inequívoco como "Hombres". Con tal fin, la búsqueda de otra puerta devuelve esto:


Ahora sí parece claro el significado de cada una de las ilustraciones y, sobre todo, muy destacable el recurso de la copa de vino.

En este caso se repiten un par de errores que ya vimos en "Más que una ayuda supone un reto":
  • Cada ilustración debe significar por sí sola, sin depender de otras.
  • Es imprescindible dotar de un texto de apoyo para cumplir con la ley de universalidad de la usabilidad.  No todos los usuarios tienen capacidad suficiente para interpretar las señales, así como no todos los usuarios tienen capacidad suficiente para leer textos.

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